El olor de la hamburguesa le puede parecer agradable si tiene hambre pero, ¿está listo para captarlo en su casa durante 24 horas? Los inventores de una vela especial con aroma a hamburguesa y cebolla frita consideran que la novedad gozará de una gran demanda entre los ciudadanos de los Estados Unidos. Esta curiosa idea encabeza la lista de los 35 inventos más estúpidos del mundo, presentada por el periódico New York Daily News.
En la primera decena figura también la 'ropa interior' para las manos. Sus creadores consideran que los guantes sin dedos hechos de algodón suave son muy cómodos y útiles para ponerlos debajo de los guantes habituales.
Le sigue en la lista la producción de una fábrica de vidrio que creó una copa con un tamaño capaz de albergar el contenido de una botella de vino. Sin embargo el periódico aconseja no olvidar las copas normales para que, antes de beber, se pudiera echar ahí poco a poco el vino de la copa grande.
Si no tiene tiempo o dinero para visitar la peluquería, se puede comprar la secadora de pelo que ofrece otra compañía innovadora. Un cepillo eléctrico con cortes, equipado con una manga y un contenedor especial le hará un peinado moderno en cualquier momento.
¿Su gata es muy perezosa, duerme durante todo el día u holgazanea en casa? Algunos innovadores saben cómo puede ser útil su mascota. A los propietarios de los gatos les ofrecen unas zapatillas equipadas de cepillitos que quitan el polvo. El animal corre por el piso con ellas puestas y al ocultarse debajo de la cama o en el ropero, quita el polvo al mismo tiempo. Es interesante pero, ¿les gustará este idea a los gatos?
La publicación no sólo mencionó en su lista las invenciones modernas. Así, en 1955 pusieron a la venta un sostenedor de cigarrillos con el que se podía fumar hasta 20 cigarrillos al mismo tiempo. En el mismo período construyeron un pequeño paraguas que se fijaba sobre el pitillo para que fuera posible fumar en la calle bajo la lluvia.
En 1964 inventaron en Alemania un robot que cogía el auricular cuando el teléfono sonaba. Por desgracia, el robot no sabía hablar.
En los años 30 del siglo pasado pusieron a la venta en Londres unas cunas para bebés que se podían colgar detrás de la ventana en el caso de que el niño necesitara respirar aire fresco y la madre no tuviera tiempo para pasear con él.
Entre otras invenciones estúpidas figuran la capucha para la ducha, que permite que no se borre el maquillaje; el despertador que despierta tocando suavemente la mejilla con una pluma y otras más. En la lista de los autores de las cosas más estúpidas se encuentra también el escritor de ficción L. Ron Hubbard, quien con su invención probó al mundo que los tomates "gritan de dolor agudo" cuando los cortan.
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